Durante décadas, la música de Manuel Mijares ha sido el fondo sonoro de momentos de amor, desamor y alegría para millones de personas. Su historia de vida, cargada de esfuerzo y dedicación, lo ha consolidado como uno de los íconos más grandes de la música latina.
Sin embargo, su relación con Lucero, conocida como “La novia de América”, fue otro capítulo que fascinó al público. Juntos formaron una de las parejas más queridas de México, aunque el cuento de hadas que representaban ante los ojos del mundo llegó a su fin tras 14 años de matrimonio.
Un comienzo humilde, pero prometedor
Manuel Mijares nació en la Ciudad de México en 1958, rodeado de una fuerte influencia artística gracias a su madre, profesora de danza. Desde temprana edad mostró inclinación por la música, aunque su camino no fue fácil. A diferencia de otros artistas que alcanzan la fama rápidamente, Mijares construyó su carrera paso a paso, desde el coro escolar hasta su primer éxito con el grupo Los Continentales.
En 1981, su talento despegó al participar en el festival “Valores Juveniles”, donde comenzó a hacerse notar en la industria. Más tarde, trabajó en Japón como cantante de bares y grabó jingles publicitarios, experiencias que le ayudaron a perfeccionar su estilo. Su primer álbum, “Manuel Mijares”, lanzado en 1986, incluyó éxitos como Bella y Siempre. Desde entonces, su carrera no hizo más que crecer, llevándolo a convertirse en una figura internacional.
Un amor que cautivó al mundo
El destino cruzó los caminos de Mijares y Lucero en 1985 durante la grabación de la película Escápate conmigo. A pesar de la diferencia de edad, su conexión floreció años después. En 1996 confirmaron su relación y en 1997 protagonizaron “la boda del siglo” en México, un evento transmitido por Televisa que atrajo a más de 50 millones de espectadores.
La llegada de sus hijos, José Manuel en 2001 y Lucerito en 2005, consolidó aún más su imagen de familia perfecta. Sin embargo, la relación enfrentó desafíos desde el inicio. Rumores de infidelidad y las críticas mediáticas no lograron empañar la imagen pública de la pareja, pero detrás de cámaras las cosas eran diferentes.
El divorcio y su impacto
A partir de 2008, comenzaron a surgir rumores sobre problemas matrimoniales. Aunque intentaron negar las especulaciones con gestos públicos de afecto, la presión mediática aumentó. Finalmente, en marzo de 2011, anunciaron su separación de manera oficial, sorprendiendo a sus seguidores.
En entrevistas posteriores, Mijares y Lucero explicaron que la separación fue una decisión mutua y gradual. Las constantes giras de ambos, las extensas grabaciones de telenovelas y la falta de tiempo juntos contribuyeron al distanciamiento. A pesar de las dificultades, acordaron mantener una relación respetuosa por el bien de sus hijos.
Una amistad ejemplar
Tras el divorcio, Mijares y Lucero no solo conservaron una amistad sólida, sino que también han colaborado profesionalmente. Han compartido escenarios y grabado juntos canciones que reflejan la química que alguna vez tuvieron como pareja.
Uno de los momentos más conmovedores ocurrió en 2019, cuando su hija Lucerito grabó una canción con su padre. Lucero, al escucharla, no pudo contener las lágrimas, demostrando el fuerte vínculo que aún une a esta familia. La crianza conjunta de sus hijos ha sido una prioridad para ambos, complementándose como padres para brindarles un ambiente equilibrado y amoroso.
Un legado más allá de su relación
Aunque la historia de amor entre Mijares y Lucero cautivó a millones, ambos han demostrado que sus logros van más allá de su relación. Mijares, con más de 35 años de trayectoria, ha dejado una huella imborrable en la música latina, mientras que Lucero continúa siendo una de las artistas más queridas de México.
Hoy en día, su relación es un ejemplo de madurez y respeto. A través de gestos simples pero significativos, como el apoyo mutuo en sus presentaciones o el cuidado compartido de sus hijos, Mijares y Lucero han mostrado que es posible transformar una relación amorosa en una amistad profunda y duradera.
Su historia es una inspiración no solo por la música que han regalado al mundo, sino también por la manera en que han enfrentado los desafíos personales. Lucero y Mijares seguirán siendo un referente de cómo el amor, en todas sus formas, puede trascender el tiempo y las circunstancias.
