Sofía Loren, la eterna belleza italiana, es una de las actrices más icónicas y celebradas en la historia del cine. Su elegancia, talento y presencia duradera en Hollywood la han convertido en un referente mundial. Con una carrera que abarca más de 70 años, Loren ha cautivado al público con su impresionante capacidad actoral, y a los 90 años, la actriz finalmente ha decidido compartir algunos de los secretos de los amores ocultos que marcaron su vida. A través de sus relatos, ha revelado aspectos de su vida personal que permanecieron ocultos durante décadas.
La infancia de Sofía Loren estuvo lejos de ser glamurosa. Nació el 28 de septiembre de 1934 en Roma, Italia, en una familia marcada por la pobreza y la adversidad. Su padre, Ricardo Siccolone, un ingeniero de construcción, abandonó a la familia cuando ella era pequeña, dejando a su madre, Romilda Villani, sola para criarlas. Creció en un entorno difícil, en el que vivió en una casa de abuelos compartiendo un dormitorio con otras ocho personas. La pobreza era una constante en su vida, y la lucha diaria por sobrevivir fue el pan de cada día para ella y su familia. Durante la Segunda Guerra Mundial, Sofía sufrió los horrores de la guerra, siendo herida por metralla durante un bombardeo, lo que dejó una cicatriz en su barbilla que más tarde sería disimulada con maquillaje.
A pesar de las dificultades, Loren encontró refugio en el cine. Mientras la guerra azotaba Europa, Sofía se refugiaba en las salas de cine, donde se enamoró de las grandes estrellas de la pantalla, como Greta Garbo y Rita Hayworth. Estas figuras cinematográficas la inspiraron y, a medida que crecía, su belleza comenzó a despertar la atención de la industria del cine. A los 14 años, su transformación física la convirtió en un símbolo de belleza, aunque en su infancia, la llamaban “la niña más fea”. Sin embargo, su cuerpo se fue desarrollando, y su figura curvilínea la hizo destacar en concursos de belleza.
En 1950, Sofía Loren ganó el título de “Miss Elegancia” en el certamen de Miss Italia, un hito que marcaría el comienzo de su carrera en el cine. A pesar de no tener experiencia en el mundo del modelaje, su impresionante belleza y presencia llamaron la atención de Carlo Ponti, un productor cinematográfico reconocido, quien pronto se convertiría en una figura crucial en su carrera. Fue Ponti quien sugirió que cambiara su nombre a Sofía Loren, una decisión que le abrió las puertas de Hollywood.
A lo largo de los años 50 y 60, Loren consolidó su estatus como una de las actrices más importantes del cine italiano y estadounidense. Participó en películas clave como El oro de Nápoles, dirigida por Vittorio De Sica, y colaboró frecuentemente con Marcello Mastroianni en títulos como La Ciociara (Dos mujeres), por la que ganó el Óscar a Mejor Actriz, convirtiéndose en la primera mujer en recibir el galardón por una película en un idioma distinto al inglés. Durante este tiempo, también firmó un contrato con Paramount Pictures, lo que consolidó aún más su presencia en Hollywood.
Sin embargo, la carrera de Sofía no fue solo una cuestión de éxito profesional. Su relación con Carlo Ponti se convirtió en una de las historias más fascinantes y controvertidas de su vida. Aunque Ponti estaba casado cuando conoció a Loren, la atracción entre ambos fue inmediata. Tras varios años de romance secreto y obstáculos legales debido a las estrictas leyes católicas italianas, la pareja finalmente se casó en 1966, después de que Ponti obtuviera el divorcio en México. A pesar de las dificultades legales y la controversia social, su relación fue un pilar fundamental en la vida de Loren, tanto personal como profesionalmente.
Durante las décadas de 1960 y 1970, Sofía mantuvo su estatus de estrella internacional, protagonizando películas como Matrimonio a la italiana y El Cid. A lo largo de su carrera, recibió numerosos premios, incluidos cuatro Globos de Oro y varios premios BAFTA. Sin embargo, después de convertirse en madre en 1968, Sofía redujo su presencia en el cine y se centró más en su familia. A pesar de esto, continuó trabajando de manera selectiva en proyectos cinematográficos y televisivos, destacándose en papeles en películas como El puente de Casandra y en su propia biografía, Sofía Loren: Her Own Story.
Durante los años 80 y 90, Sofía diversificó aún más su carrera, lanzando su propia línea de perfumes y gafas. También rechazó papeles en populares series de televisión como Dinastía y Falcon Crest para centrarse en su familia. A pesar de su menor presencia en la pantalla, Loren continuó siendo una figura venerada en el cine mundial. En 1991, recibió un premio honorífico de la Academia, reconociendo su legado en la industria cinematográfica.
En el siglo XXI, Loren continuó demostrando su talento. En 2009, regresó al cine estadounidense con Nine, dirigida por Rob Marshall, y en 2020 recibió una ovación por su papel en The Life Ahead, una película que le valió varios premios, incluido el Globo de Oro. Su longevidad en la industria y su capacidad para seguir cautivando al público son testimonio de su extraordinaria carrera.
Además de su carrera en el cine, Sofía Loren ha sido reconocida por su defensa de los derechos de los animales y por su activismo social. En 2010, recibió el premio Praemium Imperiale, uno de los más prestigiosos reconocimientos del arte. A lo largo de su vida, ha sabido mantenerse fiel a sí misma, superando las adversidades y los desafíos que le puso la vida.
Hoy, a sus 90 años, Sofía Loren sigue siendo un icono de belleza, talento y resiliencia. A lo largo de su carrera, ha dejado una huella indeleble en la historia del cine, y su vida continúa siendo un testimonio de su dedicación y pasión por el arte. Con una carrera que ha abarcado siete décadas, Loren no solo ha sido una estrella en la pantalla, sino también un símbolo de perseverancia y éxito en la vida.