Vicky Berrío, la antioqueña que se ha convertido en una revelación culinaria en el popular programa de televisión MasterChef, es un rostro nuevo para muchos televidentes, pero su historia de vida es todo menos desconocida. Con una carrera en el mundo del teatro y una personalidad auténtica que resalta por su empoderamiento, Berrío se ha ganado el corazón de quienes la siguen. Su participación en este reality culinario, sin embargo, tiene un origen poco común. Fue convocada gracias a la recomendación de otros exparticipantes del programa como Adrián Parada, Frank Martínez y Chicho Arias, quienes estuvieron en MasterChef en ediciones anteriores.

A lo largo de su vida, Vicky ha sido una mujer que no se esconde de sus orígenes y sus vivencias. En una reciente entrevista con Los 40 Colombia, la actriz compartió detalles personales sobre su infancia y su familia. Nacida en Anorí, un pequeño municipio en el noreste de Antioquia, Vicky creció en una finca rodeada de naturaleza. Ese entorno rural marcó su conexión con los animales y la tierra, algo que ha influido profundamente en su vida y sus proyectos. Fue en Medellín, la capital de Antioquia, donde comenzó a forjar su sueño de convertirse en actriz. Se graduó como profesional en artes escénicas en la Universidad de Antioquia, pero no sin antes atravesar obstáculos significativos.

Vicky creció en una familia numerosa, compuesta por cinco hermanas y un hermano, y la vida no fue fácil para ellos después de la muerte de su padre. La madre, con un coraje impresionante, tuvo que sacar adelante a su familia, y una de las formas de hacerlo fue a través de la venta de gelatina de pata. Aunque no era un trabajo fácil, Vicky recuerda que, a pesar de la dificultad, esa etapa les enseñó el valor del esfuerzo y el trabajo en equipo. Para conseguir los ingredientes y vender las gelatinas, muchas veces tenía que caminar con la materia prima por la calle, lo que le generaba una gran vergüenza debido a las miradas de los demás. Pero, a pesar de la incomodidad, ese emprendimiento fue fundamental para su familia. Gracias a esas gelatinas de pata, la familia Berrío logró construir su casa, celebrar los cumpleaños y, lo más importante, darle a sus hijos la oportunidad de estudiar.

Vicky recuerda con cariño esos momentos difíciles, afirmando que esa “pobreza” la formó como persona y la preparó para lo que vendría. Esa experiencia también le dio material para lo que sería una futura carrera en el humor, ya que, con el tiempo, comenzó a hacer de sus vivencias en el campo un tema recurrente en sus monólogos de stand-up comedy. La vida en el campo, el trabajo de su madre y su proceso de adaptación a la ciudad fueron elementos que la actriz convirtió en comedia, una de las cualidades que ahora la caracteriza.

En cuanto a su participación en MasterChef, Vicky confesó que no fue solo por una cuestión de cocina, sino por lo que la experiencia representa en su vida. Según ella, participar en el reality le ha dado la oportunidad de compartir su pasión por la cocina y sus experiencias con otros compañeros del programa. En una entrevista, reveló que no está interesada únicamente en el premio final, sino en vivir el proceso completo. La experiencia, el aprendizaje y las interacciones con sus colegas de cocina son lo que realmente le apasiona. “El premio me vale huevo”, dijo con su característico tono de humor. Vicky no ve el concurso solo como una competencia, sino como una experiencia enriquecedora que le permite crecer y disfrutar cada momento del proceso.

Además, Vicky aprovechó la oportunidad para hablar de sus primeras interacciones con los jueces, especialmente con uno de los más intimidantes, el chef Rus. La actriz reveló que, al principio, sentía mucha presión y nerviosismo al estar frente a figuras tan imponentes en el mundo de la gastronomía, y para romper el hielo, solía hacer chistes. De hecho, confesó que parte de su humor al momento de presentar sus platos era una estrategia para aliviar su nerviosismo. Sin embargo, el trato respetuoso de los chefs hacia ella también le dio confianza y ayudó a calmar sus temores.

Con respecto a su futuro en el programa, Vicky no duda en decir que quiere llegar hasta el final de MasterChef. Más allá del premio, lo que más le importa es el viaje y lo que está aprendiendo. Aunque sabe que los desafíos serán cada vez mayores, la actriz está decidida a aprovechar cada momento y a seguir demostrando que el talento y la autenticidad son dos de sus mayores cualidades. En este sentido, Vicky no solo ha encontrado un espacio en la televisión como cocinera, sino también como una mujer que inspira a otros a seguir sus sueños, no importa de dónde vengan.

Vicky Berrío, con su historia de vida, su humor y su pasión por la cocina, se ha convertido en una de las figuras más queridas de MasterChef. Con su autenticidad y su enfoque positivo ante la vida, no solo ha conquistado a los televidentes, sino que también ha demostrado que la perseverancia y la actitud positiva pueden llevar a grandes logros. En su caso, lo que comenzó como un emprendimiento familiar de gelatina de pata, ahora se ha convertido en una plataforma para que su talento brille en el mundo de la gastronomía y en el entretenimiento. Sin lugar a dudas, Vicky Berrío es una mujer que ha aprendido a transformar las adversidades en oportunidades, y eso la hace aún más especial para todos los que la siguen en su carrera.

Vicky ha demostrado que, independientemente del camino que cada uno elija, lo importante es ser fiel a uno mismo, perseverar y nunca perder la capacidad de reírse, incluso en los momentos más difíciles.