Evangelina Elisondo fue una de las figuras más destacadas del cine mexicano durante la época dorada, reconocida no solo por su impresionante belleza, sino también por su gran talento actoral y su cautivadora voz. Su carrera en el cine la llevó a convertirse en una de las actrices más queridas y respetadas de su tiempo, pero detrás de su éxito se esconde una vida llena de tragedias, controversias y decisiones que marcaron su destino de una manera irreparable.
Nacida el 24 de abril de 1929 en la Ciudad de México, Evangelina creció en una familia tradicional que valoraba la educación y los principios morales. Desde muy joven mostró una pasión por las artes, especialmente la música y la actuación, a pesar de que sus padres preferían que siguiera un camino más convencional. A los 21 años, Evangelina tomó la audaz decisión de inscribirse en una audición para la versión en español de la película animada “Cenicienta”, un paso que cambiaría el curso de su vida. Ganó el concurso y prestó su voz para dar vida al personaje de Cenicienta, lo que marcó el comienzo de su exitosa carrera.
A lo largo de la década de 1950, Evangelina Elisondo fue una de las actrices más solicitadas del cine mexicano, participando en más de 80 películas. A pesar de que en sus inicios se inclinó hacia el género musical, fue en los papeles dramáticos donde mostró su verdadera versatilidad como actriz. Evangelina nunca dejó de estudiar, cultivando sus habilidades vocales y desarrollando una formación académica que incluyó el dominio de varios idiomas, como el inglés, francés e italiano, lo que le permitió expandir su carrera más allá de México, llegando a filmar en Cuba, España y Argentina.
Una de las grandes pasiones de Evangelina fue la música, y no solo se destacó en el cine, sino también en el mundo de las orquestas. Fue la primera mujer en dirigir una orquesta en México, dirigiendo a un conjunto de 17 músicos y realizando presentaciones tanto nacionales como internacionales. Su talento musical la llevó a grabar varios álbumes, abarcando desde música infantil hasta ópera, consolidando su lugar como una artista integral.
Este devastador evento no fue el único golpe que Evangelina tuvo que afrontar. Años después, en la década de 1990, luchó contra la poderosa Walt Disney Company, demandándola por no pagarle los derechos de autor por su trabajo en la versión en español de “Cenicienta”. A pesar de la lucha incansable de Evangelina, el resultado de este conflicto no fue favorable para ella, lo que marcó el fin de su carrera en el doblaje.
En medio de las tragedias personales y profesionales, Evangelina también tuvo una relación amorosa con el famoso luchador y actor Wolf Rubinski, quien le confió sus finanzas. Sin embargo, esta relación resultó ser desastrosa para ambos, ya que las malas decisiones financieras tomadas por Evangelina lo dejaron en la ruina. A pesar de este revés, Evangelina continuó buscando nuevas oportunidades. En los años posteriores, dirigió una orquesta, viajó por el mundo y se mantuvo activa en la vida artística, aunque su carrera nunca volvió a alcanzar el mismo nivel de éxito que disfrutó en su juventud.
Evangelina Elisondo fue una mujer de gran fortaleza, que enfrentó numerosas adversidades a lo largo de su vida, pero siempre luchó por mantenerse fiel a sus principios y por continuar con su carrera. A lo largo de los años, su legado se ha mantenido en la memoria colectiva del cine mexicano y la música, y su nombre sigue siendo sinónimo de talento, belleza y valentía frente a la adversidad.