Gabriel Soto es uno de los galanes más reconocidos de la televisión mexicana. Su indiscutible talento y atractivo físico lo catapultaron a la fama a principios de los años 2000, convirtiéndolo en uno de los actores más solicitados en la industria de las telenovelas. Sin embargo, su vida personal ha sido tan comentada como su carrera profesional, especialmente en lo que respecta a sus relaciones amorosas, que siempre han sido foco de atención para la prensa y el público.
Uno de los romances que más atrajo los reflectores fue su relación con la actriz Irina Baeva, una historia que estuvo rodeada de polémicas, rumores y especulaciones. La relación entre Gabriel e Irina se hizo pública en 2019, tras un periodo de fuertes rumores sobre la separación del actor de su entonces esposa, Geraldine Bazán. La decisión de Gabriel e Irina de confirmar su relación fue un acto de valentía, ya que su amor fue fuertemente criticado, especialmente por los seguidores de su exmujer, que acusaron a Baeva de haber sido la causa de la ruptura.
A pesar de la tormenta mediática, la pareja decidió seguir adelante con su relación, enfrentando las adversidades con transparencia. Gabriel y Irina compartieron su amor en una entrevista en la revista Hola, donde expresaron su compromiso mutuo y su deseo de proteger su historia personal del juicio público. Fue entonces cuando Irina recordó cómo el actor fue quien dio el primer paso, siendo honesto sobre sus sentimientos hacia ella, a pesar de que él estaba en el proceso de separarse de Geraldine. “Hay un interés aquí, me gustas, pero quiero que sepas que estoy separándome”, le dijo Gabriel en su momento, lo que marcó el inicio de una relación que pronto desbordó las páginas de los medios de comunicación.
Los dos actores se conocieron en 2016 durante la grabación de la telenovela Vino el amor, y aunque inicialmente su relación fue puramente profesional, poco a poco comenzaron a sentir una fuerte conexión. Tras un par de años y después de trabajar juntos en una obra de teatro, su vínculo creció, y comenzaron a compartir más momentos juntos fuera del set.
Irina, por su parte, nunca fue ajena a las críticas. A menudo fue señalada como la “tercera en discordia”, especialmente porque su relación con Gabriel floreció poco después de la separación de este con Geraldine. A pesar de los constantes rumores, ambos actores se mantuvieron firmes en su postura, afirmando que solo ellos conocían la verdad detrás de su historia.
Después de años de estar juntos y superar obstáculos públicos, Gabriel Soto e Irina Baeva decidieron comprometerse en un romántico viaje a la playa. La propuesta fue un acto simbólico de su compromiso mutuo, aunque su boda, a pesar de la emoción del compromiso, fue pospuesta debido a las complicaciones derivadas de la agenda laboral de ambos y la situación política de la guerra en Ucrania, que dificultaba los viajes familiares de Irina desde Rusia.
Sin embargo, después de más de cinco años juntos, la pareja anunció su separación en 2024, sorprendiendo a sus seguidores y a la prensa. Gabriel Soto, en un comunicado a través de sus redes sociales, expresó que, aunque la relación había llegado a su fin, ambos decidieron seguir adelante con respeto y amor mutuo. Aclaró que, aunque su vínculo como pareja había terminado, continuaban siendo amigos y apoyándose mutuamente.
La ruptura, aunque dolorosa, fue el resultado de un proceso largo de reflexión y terapia de pareja, en la que ambos intentaron salvar la relación. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, reconocieron que ya no podían superar las diferencias que los separaban. Gabriel enfatizó que a pesar de todo, los sentimientos de cariño y respeto perduraban, y que la relación había sido una parte fundamental de su vida.
A pesar de que la ruptura fue una decisión compartida, los rumores sobre la causa del fin de su relación no tardaron en surgir, y en la prensa se volvieron a mencionar los viejos chismes sobre una posible infidelidad de Gabriel durante su matrimonio anterior con Geraldine Bazán, a lo que él respondió aclarando que tales rumores eran infundados.
Tras la ruptura, Gabriel Soto ha sido claro en cuanto a sus prioridades. En una entrevista reciente, expresó que, por el momento, no está listo para empezar una nueva relación. En lugar de eso, está enfocado en sanar y centrarse en su trabajo y en el bienestar de sus hijas. Aseguró que aunque ya no están juntos como pareja, el cariño y la amistad entre él e Irina perduran, y continúan en contacto, resolviendo los asuntos que quedaron pendientes tras tantos años juntos.
En medio de todo este proceso de sanación, Gabriel se ha refugiado en su hogar en Acapulco, rodeado del amor de su familia. Reconoció que, aunque el dolor de la ruptura es real, está en un proceso de aprendizaje y crecimiento personal. Sigo creyendo en el amor, dijo, al tiempo que agregó que su corazón siempre estará abierto para nuevas experiencias, aunque no está buscando activamente una relación en este momento.
Finalmente, Gabriel también ha tenido que enfrentar nuevos rumores sobre posibles romances, como su supuesto acercamiento con la actriz Cecilia Galliano. Sin embargo, el actor ha sido claro en desmentir estas especulaciones, asegurando que Cecilia es una amiga cercana con la que ha trabajado durante años, y que cualquier rumor de un romance entre ellos es infundado.
A lo largo de su vida amorosa, Gabriel Soto ha demostrado ser un hombre apasionado, pero también consciente de que las relaciones requieren trabajo, respeto y, sobre todo, el entendimiento de que no siempre todo sale como se espera. Sin embargo, después de todas las pruebas y dificultades que ha enfrentado, sigue creyendo en el poder del amor y en la importancia de la compañía en la vida.
La historia de Gabriel Soto, marcada por sus relaciones públicas, rupturas y reconciliaciones, es un reflejo de las complejidades del amor en la vida de una estrella del espectáculo. Sin duda, su vida amorosa seguirá siendo un tema de conversación en los medios, pero lo más importante es que ahora, después de todo lo vivido, se encuentra en una etapa de reflexión y crecimiento personal.