Francisco José Hernández Mandujano, conocido popularmente como Chico Che, es un ícono indiscutible de la música tropical mexicana, cuya influencia se extiende mucho más allá de su vida y carrera. Nacido el 7 de diciembre de 1945 en el barrio de Narvarte en la Ciudad de México, Chico Che fue parte de una familia rica en cultura y periodismo. Su padre, Gabriel Hernández Yergo, era periodista, mientras que su madre fue una dedicadísima maestra, pero su vida se vio marcada por la trágica muerte de su madre cuando él tenía solo cinco años. Esta pérdida dejó una profunda huella en su vida y desarrollo.

Desde joven, Chico Che mostró un interés notable por la música. Inició su trayectoria musical en 1960 con Los Temerarios de Chico Che, un grupo que fusionaba rock and roll con baladas. Sin embargo, fue en 1967 cuando decidió dar un giro hacia la música tropical y la cumbia, lo que lo llevó a formar parte de Los Bárbaros. Al poco tiempo, en 1968, fundó su propia banda, La Crisis, un hecho que marcaría el inicio de su auténtica carrera musical.

La Crisis no solo se convirtió en un referente de la música tropical, sino que también logró resonar con las vivencias de muchas personas que enfrentaban dificultades económicas. Sus letras reflejaban tanto sus luchas personales como las de una generación que buscaba identificarse en un mundo complicado. Los ensayos se llevaban a cabo en su casa, ubicada en el barrio Reforma, donde su hogar se transformó en un centro de creatividad musical. La banda grabó varios sencillos que rápidamente se convirtieron en éxitos, como “Derrumbaron el puente” y “La espinita”.

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Chico Che, con su estilo único y su característico vestuario de overoles de mezclilla, no solo se destacó por su música, sino también por su presencia escénica. Su look, complementado con un largo cabello, gafas de armazón de cuerno y un bigote distintivo, le ayudó a construir una imagen que lo diferenciaba de otros artistas. La elección de los overoles no fue casual; en entrevistas, Chico Che explicó que buscaba cultivar una imagen reconocible que le permitiera conectar con su audiencia. Esta estrategia funcionó a la perfección, convirtiéndose en una marca inconfundible que todavía es recordada y celebrada hoy en día.

A medida que su popularidad creció, Chico Che se convirtió en un fenómeno cultural. Durante los años 70 y 80, sus actuaciones en televisión, especialmente en el programa “Siempre en Domingo”, lo consagraron como un ícono de la música tropical. Sus canciones, como “¿Quién pompo? ¿Quién es el jefe?” y “El africano”, se convirtieron en clásicos que no solo animaban las fiestas, sino que también encapsulaban la esencia de una época vibrante.

32 años sin Chico Che

La fama de Chico Che también trascendió la música; participó en varias películas que mezclaban su talento musical con su carisma, consolidando su estatus como un artista polifacético. Sin embargo, el fenómeno no se detuvo ahí. Su estilo y presencia en el escenario inspiraron a muchos, dando lugar a la llamada “Chico Che-mania”, donde sus fans comenzaron a imitar su look y su estilo de vida. Este fenómeno cultural fue tan fuerte que su influencia sigue vigente, con numerosos imitadores y un legado que continúa resonando en la música tropical mexicana.

Chico Che falleció hace más de 35 años, pero su impacto perdura. A través de sus letras, su estilo inconfundible y su conexión con el público, sigue siendo una figura admirada en el ámbito musical. Su legado no solo es recordado por sus éxitos, sino también por la forma en que supo capturar la esencia de un pueblo y las realidades de su tiempo, convirtiéndose en una voz que todavía se escucha en la música de hoy.