El “Padre Pistolas” es un sacerdote mexicano que ha captado la atención por su estilo poco convencional y su enfoque desafiante hacia las normas religiosas y sociales. Su nombre real es Alfredo Gallegos Lara, y es conocido por su valentía, franqueza y dedicación hacia su comunidad, particularmente en una región peligrosa de Michoacán.

Nacido en Tarimoro, Guanajuato, el Padre Pistolas no es un sacerdote tradicional. A lo largo de su vida ha roto con muchos esquemas de la iglesia, actuando más como un agente de cambio que como una figura religiosa convencional. Entre sus logros más notables está su supervivencia tras enfrentar el cáncer en tres ocasiones, lo que él atribuye a una fe inquebrantable y oración constante, más que a milagros.

Además de su labor espiritual, el Padre Pistolas ha emprendido proyectos de infraestructura, como la construcción de caminos y la pavimentación de calles, e incluso ha transformado parte de su parroquia en un museo cultural. Es un firme creyente en la medicina natural y las hierbas, lo que le ha generado tanto admiración como controversia.

Su actitud desafiante se extiende más allá de su comunidad, denunciando públicamente las fallas de los políticos y abriendo espacios para su gente, incluso en cantinas y lugares donde otros no se atreverían a ir a predicar. Enfrentó la oposición de autoridades eclesiásticas, como el arzobispo Carlos Garfias, quien en 2022 lo suspendió por su lenguaje y métodos poco ortodoxos, pero el Padre Pistolas ha continuado su labor a través de las redes sociales, con el respaldo de su comunidad.

El sacerdote es también conocido por llevar un revólver como símbolo de protección para su comunidad en una zona de alta inseguridad. Aunque sus métodos no son convencionales y a menudo controvertidos, su impacto es innegable, habiendo beneficiado a más de 120 personas con proyectos de infraestructura y atención médica. Además, ha financiado personalmente operaciones para personas necesitadas, mostrando un compromiso altruista.

Con un estilo de vida audaz, que desafía las normas eclesiásticas, el Padre Pistolas ha ganado tanto seguidores leales como detractores, convirtiéndose en un personaje polarizante pero esencial para muchos de los más vulnerables en su comunidad.