Evangelina Elisondo fue una de las actrices más destacadas de la época dorada del cine mexicano, no solo por su indiscutible belleza, sino también por su gran talento y carisma. Nacida el 29 de abril de 1929 en la Ciudad de México, Evangelina creció en una familia tradicional que valoraba la educación y la buena moral. Desde temprana edad, mostró un amor profundo por las artes, en especial por la música y la actuación. Aunque su padre, un hombre con principios estrictos, deseaba que siguiera una carrera más convencional, Evangelina se mantuvo firme en su deseo de seguir el camino artístico.
A los 21 años, Evangelina dio un paso audaz hacia sus sueños y, con la ayuda de su hermano, participó en una audición para interpretar a la Cenicienta en la versión en español de la película animada de Disney. Su talento le valió el papel y comenzó su carrera en el cine. Además de ser una excelente actriz, Evangelina también se destacó en la música, convirtiéndose en la primera mujer en dirigir una orquesta en México, la cual recorrió diversos países.
A lo largo de su carrera, Evangelina Elisondo participó en más de 80 películas, trabajando con algunos de los actores más importantes de la época, como María Félix, Ignacio López Tarso y Anthony Quinn. Si bien Evangelina alcanzó la fama en diversos géneros cinematográficos, su verdadera pasión eran los dramas, donde pudo mostrar su versatilidad actoral. Su interpretación en “Días de otoño” le valió el prestigioso premio Diosa de Plata como mejor actriz.
A pesar de su éxito profesional, la vida personal de Evangelina estuvo marcada por varias tragedias. En 1960, fue testigo de un terrible incidente cuando su esposo, el actor Ramón Gay, fue asesinado en una discusión con su expareja José Luis Paganoni. La trágica muerte de Ramón dejó una huella imborrable en Evangelina, quien enfrentó difíciles momentos tanto en lo personal como en lo profesional.
A pesar de los desafíos, Evangelina se mantuvo fuerte. Su amor por las artes y su inteligencia la llevaron a buscar nuevas oportunidades. En los años posteriores, dirigió nuevamente una orquesta y continuó manteniendo una carrera activa en la música. En su vida personal, tuvo tres hijas, quienes fueron una fuente constante de apoyo y alegría para ella.
La relación de Evangelina con el actor y luchador Wolf Rubinski también fue parte importante de su vida. Aunque su relación terminó de forma tumultuosa, Rubinski le había confiado su bienestar financiero, lo que lamentablemente resultó en su ruina económica. A pesar de los fracasos, Evangelina se mantuvo resiliente, y su capacidad para reinventarse la mantuvo relevante en la industria del entretenimiento durante décadas.
Evangelina Elisondo dejó una huella indeleble en la cultura mexicana, no solo como actriz y cantante, sino como una mujer decidida a luchar por sus derechos y por su amor a las artes. A lo largo de su vida, demostró ser una mujer de carácter fuerte, dispuesta a superar obstáculos personales y profesionales, y siempre en búsqueda de nuevas formas de expresar su pasión por la música y la actuación.