Recordando a Isela Vega: Una Vida de Valentía y Controversia

Isela Vega, una de las figuras más emblemáticas del cine mexicano, falleció el 9 de marzo de 2021, dejando un legado profundo y complejo. Su vida y carrera fueron objeto de atención mediática, especialmente tras su muerte, y aunque se ha hablado mucho sobre su vida amorosa y sus películas más controvertidas de la década de 1970, hay muchos otros aspectos que merecen ser recordados.

Nacida el 5 de noviembre de 1939 en Hermosillo, Sonora, Isela tuvo una infancia marcada por su belleza y carisma. Su carrera comenzó a despegar cuando fue coronada princesa del carnaval de Hermosillo a los 18 años. Esta oportunidad la llevó a los Estados Unidos, donde amplió sus horizontes en el modelaje y la actuación. De regreso a México en 1959, su carrera en el cine comenzó con su debut en “Verano violento” en 1960.

La vida personal de Vega fue tan intensa como su carrera profesional. A los 25 años, quedó embarazada de su primer hijo, Arturo, con el cantante Alberto Vázquez. A pesar de los desafíos de ser madre soltera, Isela asumió la crianza de su hijo con determinación. Su relación con Vázquez fue tumultuosa y, a menudo, conflictiva, lo que complicó la dinámica familiar.

Su vida amorosa no se detuvo ahí; Isela mantuvo una relación con el actor Jorge Luke, con quien tuvo a su hija, Shaula. Esta relación, aunque fue significativa, fue solo un capítulo más en una vida marcada por decisiones audaces. Isela se destacó en el teatro y el cine, donde desafió las normas sociales de su tiempo, incluyendo su participación en obras innovadoras como “Zarathustra”, que incluyeron desnudos y temas sexuales, un verdadero desafío a la censura.

En el cine, Isela se convirtió en un ícono por su sensualidad y su carisma. Películas como “La primavera de los escorpiones” y “Las apariencias engañan” la colocaron en el centro de la controversia, abordando temas como la homosexualidad y la identidad de género en un momento en que tales temas eran tabú. Su valentía artística fue reconocida con premios, y en 1974 se convirtió en la primera mujer latina en aparecer desnuda en Playboy, lo que desató una ola de críticas y la etiqueta despectiva de “chichel”.

Isela no solo fue actriz; también fue guionista, productora y directora, mostrando una versatilidad impresionante en la industria del entretenimiento. A lo largo de su carrera, trabajó en proyectos que reflejaban su compromiso con la narrativa inclusiva y la representación de la mujer en el cine.

El legado de Isela Vega es innegable. Su vida estuvo marcada por la resiliencia, la lucha contra el machismo y la búsqueda de la autenticidad en su arte. A pesar de los altibajos personales y profesionales, siempre se mantuvo fiel a sí misma y a sus convicciones.

Tras su fallecimiento, su familia enfrentó tensiones relacionadas con su herencia. Su hijo, Arturo, ha hablado públicamente sobre el testamento de Isela, aclarando que, aunque aún no ha sido leído oficialmente, ella dejó instrucciones claras para que sus bienes fueran divididos equitativamente entre él y su hermana Shaula. Estas declaraciones han sido cruciales para entender la dinámica familiar tras su muerte.

Isela Vega no solo será recordada por su carrera, sino también por su valentía al enfrentar los desafíos de su vida personal y profesional. Su legado como pionera en el cine mexicano y defensora de la libertad de expresión continúa inspirando a futuras generaciones de artistas y cineastas.