Yolanda Montes, conocida como Tongolele, fue una de las showgirls más emblemáticas de México, cuya trayectoria brilló con fuerza durante las décadas de 1940 y 1950. Nacida el 3 de enero de 1932 en Spokane, Washington, su vida estuvo marcada por una rica herencia cultural que influenció su carrera artística.
Con un padre de ascendencia mexicana y una madre estadounidense con raíces tahitianas, desde pequeña mostró una inclinación por el baile, convirtiéndose en una bailarina exótica en el Ballet Internacional de San Francisco.
Su vida dio un giro significativo en 1947, cuando se trasladó a la Ciudad de México. Allí, su talento fue rápidamente reconocido por el empresario Américo Mancini, quien la impulsó a debutar en el famoso cabaret Tívoli bajo el nombre artístico de Tongolele. Su estilo exótico y carisma la catapultaron a la fama, convirtiéndose en un ícono de la vida nocturna mexicana y en una de las figuras más destacadas de la época dorada del cine.
A pesar de sus éxitos en el escenario, la carrera de Tongolele no estuvo exenta de desafíos. Su debut cinematográfico en 1948 en “Han matado a Tongolele” fue criticado ferozmente, aunque su perseverancia la llevó a seguir trabajando en la industria del entretenimiento. A lo largo de su carrera, participó en numerosas películas, entre ellas “La mujer del otro” y “Nocturno de amor”, dejando una huella indeleble en la historia del cine mexicano.
En 1956, la vida de Tongolele dio un nuevo giro cuando se casó con el músico cubano Joaquín González, con quien tuvo dos hijos gemelos. Aunque se retiró temporalmente para enfocarse en su familia, su amor por la actuación nunca desapareció. Regresó a la gran pantalla en 1967 y continuó su carrera en cine, teatro y televisión durante varias décadas, convirtiéndose en un rostro familiar en la telenovela mexicana.
Sin embargo, la tragedia llegó en 1996 con la muerte de su esposo, lo que marcó un periodo difícil en su vida. A pesar de esta pérdida, Tongolele continuó actuando y se mantuvo activa en la industria, participando en producciones como “Salomé” y “Perfume de Gardenia”.
Lamentablemente, la vida de la legendaria artista dio un giro inesperado cuando, en 2010, comenzó a mostrar síntomas de Alzheimer. A pesar de perder parte de su memoria, una constante se mantuvo en su vida: su amor por la danza. Cada día, dedicaba tiempo a bailar, lo que no solo le ayudaba a mantener su salud física, sino que también servía como un lazo con su pasado glorioso.
En 2018, se informó que Tongolele vivía en Puebla, rodeada de su familia, aunque alejada de la vida pública. Su legado perdura no solo en la memoria de sus admiradores, sino también en las historias que comparte con sus hijos y en los recuerdos de una era dorada del entretenimiento mexicano.
La resiliencia de Yolanda Montes, conocida como Tongolele, continúa siendo un símbolo de la fuerza del arte y la pasión que trasciende el tiempo y las dificultades. Su vida es un testimonio de cómo, a pesar de los desafíos que presenta el envejecimiento y las enfermedades, el amor por la danza y el arte puede ser un refugio y un medio de conexión con el mundo.