El actor y productor francés Alain Delon, a lo largo de su carrera, se convirtió en una figura icónica del cine mundial. Nacido el 8 de noviembre de 1935 en la comuna de Sceaux, región de Hauts-de-Seine, Delon creció en una familia de clase trabajadora. Su padre, Fabien Delon, dirigía un pequeño cine, mientras que su madre, Édith Arnold, trabajaba como empleada de farmacia. La infancia de Delon estuvo marcada por el divorcio de sus padres cuando tenía solo cuatro años, lo que lo llevó a vivir con una familia adoptiva durante parte de su niñez.
Desde joven, Delon mostró un carácter rebelde y desafiante, lo que lo llevó a abandonar la escuela a los 14 años. Posteriormente, comenzó a trabajar como aprendiz en la charcutería de su padrastro, donde destacó por su habilidad. Sin embargo, a los 17 años, decidió unirse a la Marina francesa, buscando aventura y un camino diferente en la vida. Durante su tiempo en la Marina, Delon fue enviado al sudeste asiático en plena Guerra de Indochina, pero tras tres años, fue licenciado debido a su falta de disciplina. A su regreso a Francia en 1956, trabajó en diversos oficios, incluyendo como portero y camarero en los barrios bajos de Montmartre.
Fue durante este tiempo que su vida dio un giro inesperado. En el Festival de Cannes, Delon conoció a Brigitte Auber, quien lo introdujo en el mundo del cine. Su innegable atractivo físico y su presencia magnética en la pantalla no pasaron desapercibidos, y pronto empezó a recibir ofertas para actuar. En 1957, hizo su debut cinematográfico con un pequeño papel en la película “Quand la femme s’en mêle”, pero fue su actuación en “A pleno sol” (1960), dirigida por René Clément, la que lo catapultó a la fama internacional. En esta adaptación de la novela “El talento de Mr. Ripley” de Patricia Highsmith, Delon encarnó a un joven amoral y seductor, un papel que definiría gran parte de su carrera.
A lo largo de los años 60, Delon trabajó con algunos de los más grandes directores de la época, como Luchino Visconti y Michelangelo Antonioni. Su colaboración con Visconti en “Rocco y sus hermanos” (1960) fue un éxito rotundo, y consolidó a Delon como uno de los actores más talentosos y versátiles de Europa. En 1963, protagonizó “El gatopardo”, también dirigida por Visconti, una película que ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes y lo convirtió en una estrella mundial. Su interpretación del príncipe Tancredi es recordada como una de las mejores de su carrera.
A pesar de su éxito en el cine, la vida personal de Delon estuvo plagada de controversias. Su relación con la actriz austríaca Romy Schneider, con quien mantuvo un romance durante varios años, fue seguida de cerca por la prensa y terminó en una ruptura pública que afectó a ambos. Además, en 1968, la misteriosa muerte de su guardaespaldas, Stevan Marković, se vio envuelta en un escándalo que involucró rumores de actividades criminales y sexuales. Aunque nunca se probaron cargos en su contra, el incidente dejó una mancha en su reputación.
Sin embargo, estas dificultades no frenaron su carrera. Durante los años 70, Delon continuó brillando en la gran pantalla, consolidando su estatus como una leyenda del cine europeo. En 1967, protagonizó “El silencio de un hombre” (Le Samouraï), dirigida por Jean-Pierre Melville, una de sus películas más emblemáticas. Su papel como el frío y calculador asesino a sueldo, Jef Costello, es considerado una de las cumbres de su carrera y estableció su imagen como el arquetipo del antihéroe solitario.
Delon también incursionó en la producción cinematográfica y fue propietario de una exitosa empresa de perfumes y relojes, diversificando así su carrera más allá de la actuación. A pesar de sus numerosos éxitos, siempre tuvo una relación tensa con Hollywood, prefiriendo centrarse en el cine europeo, donde sentía que tenía mayor control creativo y reconocimiento.
En los últimos años, Delon se ha retirado de la vida pública, apareciendo ocasionalmente en eventos especiales o en homenajes a su carrera. Su legado en el cine es innegable, habiendo trabajado en más de 80 películas y dejado una marca imborrable en la historia del cine. Aunque su vida personal estuvo rodeada de polémicas, su talento y carisma en la pantalla lo han consagrado como uno de los actores más importantes del siglo XX.