Con más de 50 años, Jason Statham sigue siendo una de las figuras más icónicas del cine de acción. Este actor inglés, conocido por su porte rudo y su habilidad para las secuencias llenas de adrenalina, ha recorrido un camino lleno de esfuerzo, disciplina y, sobre todo, determinación. Detrás del hombre que hoy conquista Hollywood con su carisma y destreza física, se esconde una historia fascinante que combina deporte, modelaje y una inesperada transición al mundo del cine.
Primeros años y formación
Jason Statham nació el 26 de julio de 1967 en Shirebrook, Inglaterra. Su madre, Eileen, era bailarina, mientras que su padre, Barry, trabajaba en diversas ocupaciones: desde vendedor ambulante hasta cantante en las Islas Canarias. A pesar de crecer en un ambiente humilde, Jason pronto se inclinó por el deporte, destacándose en artes marciales y fútbol. Sin embargo, fue en el clavado donde encontró su verdadera pasión.
Statham llegó a formar parte del equipo nacional británico de saltos ornamentales, participando en competencias internacionales como los Juegos de la Commonwealth de 1990, donde terminó en la posición 12. Aunque su sueño olímpico se desvaneció en las pruebas de clasificación para Barcelona 1992, su paso por este deporte le dejó lecciones de disciplina y enfoque que más tarde aplicarían a su carrera actoral.
De modelo a estrella emergente
Después de retirarse del deporte profesional, Statham incursionó en el modelaje. Fue descubierto por Sports Promotions mientras entrenaba en Londres, lo que lo llevó a firmar contratos con marcas como Tommy Hilfiger y French Connection. Sin embargo, este éxito en el modelaje no lo alejó de la realidad: Statham continuaba vendiendo perfumes y joyas falsas en las calles para llegar a fin de mes, lo que le dio una perspectiva única sobre la vida y los negocios.
Su gran oportunidad llegó en 1998, cuando conoció al director Guy Ritchie. Ritchie, fascinado por la experiencia callejera de Statham, le ofreció un papel en Lock, Stock and Two Smoking Barrels. Aunque cobró solo 5,000 dólares por su actuación, la película fue un éxito rotundo, marcando el inicio de una relación laboral y amistosa con el director. Statham repitió su colaboración con Ritchie en Snatch (2000), consolidándose como una figura emergente en el cine británico.
Conquista de Hollywood
El salto a Hollywood fue inevitable. En 2001, protagonizó The One y Ghosts of Mars, dos películas de ciencia ficción que mostraron su versatilidad. Sin embargo, su consolidación llegó en 2002 con The Transporter. Interpretando a Frank Martin, un conductor experto con habilidades en Wing Chun, karate y kickboxing, Statham demostró que no solo tenía el físico, sino también la habilidad para realizar acrobacias y escenas de combate, muchas de ellas sin dobles.
El éxito de The Transporter generó dos secuelas, y durante los años siguientes, Statham expandió su filmografía con títulos como Crank (2006), The Italian Job (2003) y Death Race (2008). Su capacidad para aportar intensidad a personajes complejos le permitió destacarse entre las estrellas de acción contemporáneas.
Una vida marcada por el riesgo
El compromiso de Statham con sus papeles a menudo lo ha llevado al límite. Durante el rodaje de Los Mercenarios 3 (2014), sobrevivió a un accidente grave cuando los frenos de un camión fallaron, enviándolo al Mar Negro. Gracias a sus habilidades como clavadista olímpico, logró salir ileso. Este incidente subraya su dedicación y la autenticidad que aporta a cada película.
Además, Statham ha demostrado ser un apasionado del buceo y las artes marciales. Es cinturón morado en Jiu-Jitsu brasileño y domina disciplinas como kickboxing y Muay Thai, habilidades que añade a sus interpretaciones, garantizando acción realista en cada proyecto.
Más allá de la acción
A pesar de su imagen de tipo duro, Statham también ha incursionado en roles cómicos y personajes con un trasfondo emocional. En 2015, demostró su lado humorístico en Spy, junto a Melissa McCarthy, y más recientemente en la franquicia Rápidos y Furiosos, donde su personaje, Deckard Shaw, combina acción y carisma.
Su colaboración con Guy Ritchie continúa siendo un pilar en su carrera. Ambos han trabajado juntos en múltiples proyectos, como Revolver (2005) y, más recientemente, Operation Fortune (2023). Su amistad y respeto mutuo han sido fundamentales para el éxito de estas producciones.
Un legado en construcción
Con casi tres décadas en la industria del entretenimiento, Jason Statham se ha consolidado como uno de los actores más respetados del género de acción. Su disciplina, valentía y autenticidad lo distinguen, convirtiéndolo en un modelo a seguir tanto dentro como fuera de la pantalla. Mientras siga desafiando los límites en cada película, Statham permanecerá como un pilar indiscutible en el cine de acción moderno.