Durante décadas, el nombre de Manuel Mijares ha resonado como una de las voces más emblemáticas de la música latina. Pero, para muchos, su historia personal junto a Lucero, la “Novia de América”, ha sido igual de cautivadora. Su relación, desde su comienzo hasta su separación y la sólida amistad que mantienen hoy, ha sido seguida de cerca por sus fans. Aquí, exploramos cómo su amor se convirtió en una conexión que trasciende las fronteras de la pareja.
Los inicios de dos estrellas
Manuel Mijares nació en 1958 en la Ciudad de México, en una familia con inclinaciones artísticas gracias a su madre, una profesora de danza. Su pasión por la música se evidenció desde pequeño, aunque su camino al estrellato no fue inmediato. Desde cantar en coros escolares hasta formar parte de grupos musicales y más tarde desempeñarse como vocalista de la banda Los Continentales, Mijares fue forjando su carrera con esfuerzo y dedicación.
Por su parte, Lucero inició su carrera artística desde niña, destacándose en telenovelas juveniles y películas como Fiebre de Amor junto a Luis Miguel. Para cuando conoció a Mijares en 1985 durante la grabación de la película Escápate Conmigo, ya era una estrella consagrada. A pesar de la diferencia de edad de 11 años, sus caminos parecían destinados a cruzarse.
La boda del siglo y el cuento de hadas
En 1997, Lucero y Mijares unieron sus vidas en una ceremonia que fue descrita como “la boda del siglo” en México. Televisa transmitió el evento en vivo, alcanzando a más de 50 millones de espectadores. Durante años, la pareja proyectó una imagen de estabilidad y amor, convirtiéndose en un símbolo de la familia ideal.
Tuvieron dos hijos, José Manuel y Lucerito, quienes se convirtieron en el centro de sus vidas. Sin embargo, detrás de las cámaras, el matrimonio enfrentaba desafíos. Las diferencias de horarios y compromisos laborales comenzaron a hacer mella. Ambos pasaban largos periodos separados debido a sus apretadas agendas: Lucero con sus telenovelas y Mijares con sus giras musicales.
La separación y la madurez emocional
En 2011, tras 14 años de matrimonio, Lucero y Mijares anunciaron su separación. La noticia impactó a sus seguidores, pero la pareja manejó la situación con dignidad. Mijares confesó en entrevistas posteriores que la distancia física había sido un factor determinante: “Ella viajaba mucho y yo también. Poco a poco empezamos a distanciarnos”.
A pesar de la ruptura, ambos decidieron priorizar a sus hijos y mantener una relación basada en el respeto mutuo. Esta decisión les permitió fortalecer un vínculo de amistad que ha perdurado a lo largo del tiempo.
Una familia unida más allá de la pareja
El papel de padres ha sido fundamental en su relación actual. Lucero y Mijares han trabajado juntos para criar a José Manuel y Lucerito en un ambiente equilibrado y amoroso. Ambos se complementan en sus estilos de crianza: mientras Mijares admite ser el más indulgente, Lucero adopta un enfoque más estricto.
En diversas ocasiones, sus hijos han expresado el profundo respeto que sienten por sus padres y el valor que otorgan a la amistad que mantienen. Lucerito, quien heredó el talento musical de sus padres, ha colaborado con Mijares en canciones que han emocionado a la familia y al público.
Un momento conmovedor ocurrió en 2019, cuando Lucero escuchó por primera vez una grabación de su hija cantando junto a Mijares. La emoción fue tan intensa que no pudo contener las lágrimas, demostrando que, a pesar de los cambios en su relación, el lazo familiar sigue siendo inquebrantable.
Un ejemplo de superación y respeto mutuo
A lo largo de los años, Lucero y Mijares han demostrado que es posible transformar el amor romántico en una amistad sólida. Han colaborado en proyectos conjuntos, como presentaciones en vivo y canciones, deleitando a sus fans con su innegable química en el escenario.
Aunque los rumores sobre una posible reconciliación persisten, ambos han dejado claro que su relación actual es un ejemplo de madurez y respeto. Lucero afirmó en una entrevista reciente: “Dejamos de ser esposos, pero seguimos siendo amigos. Eso es lo más importante”.
El legado de dos íconos mexicanos
La historia de Lucero y Mijares es un testimonio de cómo dos personas pueden superar sus diferencias para mantener lo esencial: el respeto y la unión como familia. Aunque sus vidas personales tomaron caminos distintos, su conexión sigue siendo fuente de inspiración para muchos.
Hoy, tanto Mijares como Lucero continúan brillando como artistas y padres, mostrando que las relaciones pueden evolucionar sin perder su esencia. Su historia, lejos de ser solo un relato de separación, es un ejemplo de amor transformado y de cómo las personas pueden reinventarse sin dejar atrás lo que realmente importa.