En la despedida de una artista tan querida como Dulce, se entrelazan recuerdos entrañables, reflexiones sobre la vida y la muerte, y el impacto de decisiones familiares que han dejado a sus seguidores y amigos con más preguntas que respuestas. Ofelia Cano, gran amiga de Dulce, compartió detalles íntimos y conmovedores sobre su relación con la cantante y los momentos finales antes de su partida.

Ofelia recordó con emoción los días en que compartía el hogar con Dulce, describiendo su amistad como un vínculo de hermanas.

“Nos levantábamos desgreñadas, sin pintar, en pijama, llorábamos juntas y nos contábamos todo”, rememoró. Su relación estuvo llena de altibajos, peleas y reconciliaciones, pero siempre prevaleció el cariño mutuo. Para Ofelia, Dulce era una mujer fuerte, con un carácter firme y una esencia que no dejaba indiferente a nadie.

Uno de los aspectos más impactantes que compartió fue el hermetismo que rodeó la enfermedad de Dulce. Ofelia cree que su amiga ya presentía su estado de salud, pero decidió no hablar abiertamente de ello. “Los últimos dos años la veía preocupada por trabajar, por asegurar un patrimonio.

Tenía una tos que llamaba mi atención y dificultades para respirar cuando cantaba”, mencionó. Sin embargo, Dulce mantuvo su situación en privado, lo que dificultó que sus amigos y seguidores pudieran apoyarla en esos momentos críticos.

El hermetismo también marcó el adiós de Dulce. Su cuerpo fue resguardado en una funeraria y luego incinerado, sin un funeral público ni una capilla abierta para que sus fans pudieran despedirse. Esto generó críticas y cuestionamientos sobre si fue un adiós digno para una artista tan icónica.

“Dulce merecía un homenaje donde todos pudiéramos despedirla como ella quería”, lamentó Ofelia. La misa de cenizas presentes en la Basílica de Guadalupe fue el único momento público en que sus seguidores pudieron honrar su memoria.

Uno de los temas más delicados ha sido la relación entre Dulce y su hija, Romina. Aunque Ofelia aseguró que madre e hija no estaban peleadas, admitió que Romina siempre evitó la exposición pública. Esto pudo influir en las decisiones respecto al funeral. “Romina no quería estar expuesta.

Creo que actuó de manera egoísta, pero no la juzgo porque nadie sabe lo que pasa por su mente”, expresó. Además, reveló que Dulce había manifestado su deseo de ser enterrada junto a su madre y de usar un vestido especial que había comprado, deseos que no se cumplieron.

La ausencia de información clara y la manera en que se manejaron los últimos días de Dulce han dejado un sabor amargo entre sus amigos y seguidores. “Hay algo que no nos gusta en esta desaparición. Muchos lo vemos y sentimos que no fue justo”, afirmó Ofelia. Además, surgen especulaciones sobre el testamento de Dulce, dado que habría dejado instrucciones claras sobre cómo deseaba que se manejaran sus bienes y su legado.

A pesar de estas controversias, Ofelia se enfocó en los recuerdos felices y en el legado artístico de su amiga. Reveló que Dulce estaba trabajando en un disco de rock y había dejado varios demos grabados. “Ese proyecto iba a ser un boom. Bailamos y nos emocionamos al escuchar las canciones”, recordó. Ahora, queda por ver qué sucederá con ese material y si podrá ser compartido con el público.

El impacto de la partida de Dulce trasciende lo personal. Fue una figura icónica en la música mexicana, conocida por su poderosa voz y su estilo inconfundible. Su pérdida deja un vacío en la industria y en los corazones de quienes la admiraron. Sin embargo, también deja un ejemplo de fortaleza, autenticidad y pasión por la vida.

Para Ofelia, su amiga siempre será recordada como una mujer excepcional. “Me quedo con su imagen bonita, su alegría, su humor, sus regaños y su amor por su nieto, que era su todo”, concluyó. Aunque el adiós de Dulce estuvo marcado por el hermetismo, su legado perdura y su memoria sigue viva en las canciones, los recuerdos y el corazón de quienes tuvieron la fortuna de conocerla.