Angelique Boyer, con tan solo 36 años, se ha consolidado como una figura prominente en el mundo del entretenimiento. Su talento ha brillado en telenovelas memorables como Teresa y Lo que la vida me robó, donde ha cautivado al público con interpretaciones profundas y emotivas. Sin embargo, su vida personal ha sido objeto de atención, con una serie de relaciones que han influido en su trayectoria.
Después de Eddie, Angelique tuvo un breve romance con Diego Boneta, con quien compartió pantalla en Rebelde. Aunque su relación se intensificó durante el rodaje, no duró mucho tiempo. Posteriormente, Angelique se sintió atraída por hombres mayores, lo que la llevó a una relación controvertida con Alejandro Camacho, un actor casado en ese momento. Esta relación fue muy comentada en los medios, aunque ambos la negaron, creando un ambiente de tensión en el set donde trabajaban juntos.
Los rumores no cesaron y, tras su ruptura con Alejandro, surgieron especulaciones sobre un romance con el comediante Adrián Uribe. A pesar de las evidencias fotográficas de su cercanía, Uribe negó la relación, lo que hizo que la situación fuera aún más compleja, especialmente por la diferencia de edad y la desaprobación de los padres de Angelique.
En 2010, Angelique confirmó su relación con Sebastián Zurita, su compañero en Corazón salvaje. Esta relación fue apoyada por las familias de ambos, pero lamentablemente duró solo un par de meses. Después de su ruptura, ambos continuaron sus carreras por separado, lo que llevó a Angelique a mudarse a Francia.
Sin embargo, su historia de amor más significativa comenzó con Sebastián Rulli, con quien había trabajado previamente en Teresa. Su conexión se intensificó durante la filmación de Lo que la vida me robó, donde ambos enfrentaron situaciones difíciles en sus vidas personales. La tragedia de perder a su madre unió a Angelique y Sebastián, convirtiéndolo en un pilar de apoyo en su vida.
La relación entre Angelique y Sebastián se consolidó y fue pública en 2014. Ambos han hablado sobre la importancia del equilibrio entre sus vidas personales y profesionales, destacando cómo han mantenido una relación saludable a lo largo de los años. A pesar del escrutinio público, han encontrado una forma de vivir su amor de manera auténtica, eligiendo mantener hogares separados, lo que les permite mantener su independencia.
Ambos han expresado que no están interesados en el matrimonio o en tener hijos, prefiriendo una relación más fluida y abierta. Su enfoque poco convencional ha despertado el interés de los medios y los fanáticos, mostrando que el amor puede tomar diversas formas.
A medida que celebran más de una década juntos, Angelique y Sebastián han integrado sus vidas en proyectos profesionales, como el reciente revival de El extraño retorno de Diana Salazar. En este nuevo proyecto, interpretan a almas gemelas, lo que refleja su propia conexión profunda y atemporal.
La historia de amor entre Angelique Boyer y Sebastián Rulli es un ejemplo de cómo una relación puede florecer en un entorno de respeto y confianza mutua, demostrando que el amor puede ser tanto poco convencional como profundamente satisfactorio. Su capacidad para navegar los desafíos personales y profesionales, mientras mantienen su individualidad, continúa inspirando a muchos.